Estoy demasiado acostumbrada a utilizar productos de marcas con renombre porque me garantizan que proceden de una buena investigación y me aportan la falsa seguridad de que al gastarme más dinero me cuido mejor el rostro. Por ello, cuando escuché hablar sobre la marca The Ordinary no pude ser más escéptica al respecto.
Fue entonces un día en el que mi cara estaba tan apagada y opaca que me decidí a probarlos ya que tampoco perdía gran cosa (la mayoría de los productos de esta marca no superan los ocho euros y pueden encontrarse en bastantes establecimientos).
Mis adquisiciones fueron la Vitamin C Suspension 23% + HA Spheres 2% y la Niacinamide 10% + Zinc 1%. El primer producto aclara el tono de la piel y elimina manchas para unificar el rostro y el segundo regula el sebo y actúa como antioxidante para combatir las manchas del sol y protege la piel de los rayos UVA.
Me decidí a utilizar la Vitamina C esa misma noche. Me sorprendió su textura aterciopelada y noté un pequeño escozor que ya había leído que debía producirse. Sin muchas expectativas, me fui a dormir.
A la mañana siguiente tras mirarme en el espejo, quedé tan impactada que en ese mismo momento comencé a leer cómo era posible que en una sola noche la textura de mi piel hubiera cambiado tanto y apareciera esa jugosidad tan especial.
Resulta que lo que hace única a esta marca es que ahorra en el diseño del recipiente y te ofrece únicamente un componente puro para darte la opción de mezclar varios o aplicarte una dosis que ellos te recomiendan.
Maravillada por la Vitamina C, durante dos meses no he dejado de probar ambos productos. La Niacidamida ha cumplido totalmente su cometido y siendo una persona de piel grasa, en este periodo de tiempo no me ha salido ni un granito.
Es una marca que no se anda con rodeos. El packaging no es precisamente estilo Chanel pero te aseguro que no quedarás defraudada.