Durante siglos, las tribus más antiguas del Amazonas han apaciguado sus dolores y cuidado su belleza con propiedades únicas de la vegetación de la zona.
La biodiversidad de la manigua es inmensa pero de entre todas las plantas sobresale un árbol especial que solo da frutos cada 34 años y únicamente crece un ejemplar por hectárea. Muchos biólogos han intentando trasplantar esta especie en zonas como Perú pero todos los experimentos han fracasado.
Hablamos de Bertholletia excelsa o castaño del Amazonas. Una vez al año deja caer sus semillas por la zona y todos los castañeros machete en mano se adentran en la selva a recoger el tesoro.
Estas semillas contienen una proporción muy alta de vitamina A (para regenerar la piel) y vitamina C (para manchas, arrugas, cicatrices y activar la síntesis de colágeno).
El aceite extraído de semillas se utiliza como ingrediente activo para mantecas corporales, cremas faciales y productos untuosos por sus grandes propiedades hidratantes pero sobretodo antioxidantes. No es de extrañar que todas las marcas de cosmética hayan ansiado durante años pactar con los indígenas de la zona para obtener el aceite de la más pura calidad.
El aceite que se comercializa se denomina como Aceite de nuez de Brasil y puede aplicarse en el rostro junto con avena molida como mascarilla o directamente aplicando el aceite sobre rostro y cabello.
Algunas empresas famosas como Body Shop utilizan este compuesto en sus famosas mantecas y exfoliantes para el cuerpo. Darle una oportunidad a este aceite milagroso es todo un acierto (aunque luego no serás capaz de sacarlo de tu rutina).