Las mujeres coreanas son famosas por su palidez y perfección. Hay rituales de belleza asiáticos de hasta diez pasos, los cuales resumiré en tres imprescindibles.
La doble limpieza se caracteriza por una «rotura» del maquillaje con un producto oleoso y la segunda con un limpiador a base de agua. Hay personas que optan por productos ya preparados como el Bálsamo Limpiador Clinique que derrite el maquillaje aunque yo prefiero mezclar mis aceites favoritos.
El aceite que utilizo está compuesto por: Aceite de ricino (para el crecimiento de cejas), aceite de rosa de moqueta (para cicatrizar marcas y espinillas), aceite de árbol de té (para desinfectar), aceite de sándalo (para suavizar la piel) y aceite de caléndula (para regenerar el colágeno). Esta mezcla la utilizo en el rostro y para los ojos utilizo únicamente aceite de coco.
En un post anterior, os hablé de mi cepillo facial Foreo, el cuál utilizo solo por la noche. ¿El motivo? Respetar la etapa de renovación de la piel. La limpieza a fondo que consigue este utensilio crea una pequeña exfoliación que pone a la piel en estado de alerta por «agresión» por lo tanto se pone las pilas en renovar la piel y la mejora es gigante ya que mantengo la piel activa durante todo el día.
El gel limpiador que me gusta utilizar con el cepillo para eliminar el aceite y el maquillaje sobrante, es Bioderma Sensibio. Creo que respeta la capa lipídica de mi piel pero arrastra toda la suciedad. Es decir, limpia pero sin chuparte la vida. Es no comedogénico y no lleva jabón.
Aunque para mí, el paso que deberíamos de tener más en cuenta del ritual coreano es el factor solar. La costumbre asiática por protegerse del sol, más que una obsesión es el mejor truco de belleza del mundo.